El miércoles 18 de diciembre era una fecha que tenía marcada en mi calendario de conciertos desde que Duncan Dhu anunció su gira de reencuentro. La banda donostiarra fue una de las que me acompañó en mis adolescencia y a la que guardo un cariño muy especial. Todavía recuerdo aquella copia en cassette que tenía de su recopilatorio Colección (1985-1998) y que estaba machacada de tanto escuchar en mi viejo walkman (donde estará ese aparato). Hace unos meses saltaba la sorpresa cuando Mikel Erentxun, a través de las redes sociales, anunciaba la reunión con su viejo colega Diego Vasallo con grabación de un nuevo EP incluida, recopilatorio de éxitos y su consiguiente gira. De hecho, estábamos en pleno Rock Camp 2013 cuando lanzaron su primer sencillo Cuando Llegue El Fin que estrenamos en la propia radio del campamento.
El concierto comenzó con el tema antes mencionado y que resumen a la perfección por donde caminan los Duncan Dhu de 2013-2014, con una base muy rock & roll pero enraizada cada vez más en la música folk, algo que hace crecer la música de la banda y seguro que nos deja nuevos discos de calidad. Con ese sonido remozado hicieron un repaso a toda su dilatada carrera. La primera parte del concierto se centró en sus temas nuevos (el ya citado Cuando llegue el fin, No dejaría de quererte) y en aquel «último» disco de madurez que grabaron en 2001, Crepúsculo (Siempre (al abandonarnos), Como dioses pequeños) . Con las cuatro canciones siguiente: Rosas en agua, A tientas, Rozando la eternidad y A Tu Lado, el público ya estaba metido de lleno en un concierto que al ser en un teatro había arrancado quizás un poco frío en lo que interacción se refiere. A partir de ese momento no hicieron más que llegar momentos mágicos como por ejemplo cada vez que Diego Vasalló tomaba la voz cantante y nos llegaba con esa voz rasgada que parece querer erigirse como la de un Tom Waits hispano. Los temas iban cayendo y continuaron con La Herida, El duelo, Una calle de París y La Casa Azul. Con esta última el público rompía los moldes del teatro y se ponían en pie. Aunque fue gracioso que para escuchar el siguiente tema el propio Mikel avisase de que era una canción tranquila ( No puedo evitar (pensar en ti)) y muchos volviesen a tomar asiento. Lo dicho, un concierto de Rock en un teatro es algo peculiar. Tras No debes marchar, La Última Canción y la interpretación de Rosa Gris de nuevo con el crooner Vasallo a la voz, tomaron la directa y enlazaron tres grandes clásicos: Entre Salitre y Sudor, Palabras Sin Nombre, En Algún Lugar. Temas que llevan la mente a aquel concierto del Teatro Victoria Eugenia de 1995. Con esto llegaba el primer bis y de nuevo Vasallo a la voz con uno de sus temas nuevos Llora Guitarra a la que siguió La Barra de Este Hotel con Mikel poseido totalmente por el espíritu de Elvis moviendo la cadera por todo el escenario; y su clasicazo Cien Gaviotas. Se volvían a despedir y el público les requería cantando a coro Esos Ojos Negros, tema con el que volvieron a salir y que enlazaron con otro de sus temas más queridos Jardín de Rosas. Tras el último amago de final, nos regalaron un final de fiesta con Mundo de Cristal.
La banda estuvo perfecta a lo largo de todo el concierto. Mikel (a la guitarra y voces) junto con Diego (al bajo, armónica y voces) se han acompañado de unos grande músicos como Joseba Irazoki (guitarra y bangio), Fernando Macaya (guitarras), Mikel Azpiroz (teclados y guitarra) y Karlos Arancegui (batería). El recinto es el Teatro con mayúsculas de la ciudad de Valladolid y un marco perfecto para ver cualquier espectáculo, pero como ya he comentado quizás un poco frío para lo que es un concierto de Rock. Además fue muy incomodo tener que aguantar que las acomodadoras pasasen constantemente por delante de todo el mundo para llamar la atención a la gente que quería tomar una instantanea del concierto o simplemente mirar su móvil. Algo sorprendente en el siglo XXI y que el teatro debería tener en cuenta la próxima vez que programa un concierto de música moderna.
Como curiosidad el propio Mikel indicó durante el concierto que fue en esta misma ciudad y en este mismo recinto donde se fraguó hace unos años (2011) esta reunión de Duncan Dhu con un concierto compartido de ambos artistas en solitario que terminó con un pequeño homenaje a su banda madre. Por lo que con este concierto se cerraba un círculo curioso que nos ha traido de vuelta a unos Duncan dhu que con este nuevo sonido nos va a regalar grandes momentos durante muchos años.
Crónica realizada por Javi Miralles.
A falta de vídeos del evento por los motivos mencionados os pongo el videoclip de Cuando Llegue El Fin:
Fotos realizadas por R. Otazo para www.nortedecastilla.es